domingo, 24 de mayo de 2009

MAL DE ALZHEIMER

DESCRIPCIÓN:

La enfermedad de Alzheimer, conocida también bajo las siglas EA o con el nombre de mal de Alzheimer es una enfermedad de carácter neurodegenerativo, que se presenta en los individuos afectados como un deterioro cognitivo acompañado de trastornos conductuales. Se caracteriza generalmente por darse lugar a una pérdida progresiva de la memoria y de otras capacidades mentales, a medida que las neuronas mueren y se da lugar a una atrofia en diferentes zonas del cerebro. La enfermedad suele tener una duración media aproximada de 10-12 años, aunque esto es algo que puede variar según el individuo. El Alzheimer es, además, una enfermedad cuyo factor de riesgo procede de la edad, así, cuanto más vive una persona mayor posibilidad tiene de llegar a padecer Alzheimer si se dan las condiciones necesarias; en cuanto a la edad en la que la enfermedad hace acto de presencia, aunque esta puede variar, se considera como muy probable el tiempo comprendido entre los 65 y los 70 años de edad.


SINTOMATOLOGÍA:

Pre-demencia

Los primeros síntomas se suelen confundir con la vejez o estrés en el individuo. Una evaluación neuropsicológica a fondo es capaz de desvelar leves dificultades cognitivas. La dificultad o deficiencia más destacable es la progresiva pérdida de la memoria, manifestada como la dificultad de recordar hechos recientemente aprendidos y una marcada dificultad para almacenar nuevos sucesos en la memoria. Puede aparecer apatía, siendo uno de los síntomas neuropsiquiátricos persistentes a lo largo de la enfermedad. La fase pre-clínica de la enfermedad es denominada por algunos deterioro cognitivo leve, sin embargo aún existe un fuerte debate sobre si esta “primera” etapa es independiente del propio Alzheimer es ya una fase inicial del mismo.

Demencia inicial

Los síntomas en esta fase inicial van desde una simple pérdida de memoria, hasta una constante y más significativa pérdida de la memoria a corto plazo, dándose así dificultades para interactuar con el entorno habitual en el que se mueve el individuo.
Además de la recurrente pérdida de la memoria, una pequeña porción de los pacientes presenta dificultades para el lenguaje, el reconocimiento de las percepciones o en la ejecución de movimientos, con mayor incidencia y relevancia que los trastornos de la memoria. En cambio, la memoria a largo plazo, así como la memoria semántica o de los hechos aprendidos y la memoria implícita, se afectan en menor grado que las capacidades para aprender nuevos hechos o el asimilar nuevos sucesos.

Los problemas del lenguaje se caracterizan por una drástica reducción del vocabulario así como por perdida de la fluidez del lenguaje hablado. Usualmente el individuo con mal de Alzheimer comienza a mostrar dificultad para tareas que requieren de una coordinación fina, como el dibujo, vestirse, etc. El paciente mantiene su autonomía y sólo necesita supervisión cuando se trata de tareas complejas.

Demencia moderada
Conforme la enfermedad avanza los pacientes aún pueden realizar tareas sencillas con un mínimo de independencia, pero requerirán ayuda para tareas más complejas. Poco a poco llega la pérdida de capacidades como la de reconocer objetos y personas. Además, puede darse lugar a cambios de conducta como, por ejemplo, arranques violentos incluso en individuos que jamás hubieran mostrado el más mínimo índice de irritabilidad o agresividad.

Los problemas del lenguaje son cada vez más significativos debido a la imposibilidad para recordar el vocabulario, lo que produce frecuentes sustitución por palabras erróneas. Las capacidades para leer y escribir empeoran progresivamente. Las secuencias motoras complejas se vuelven menos coordinadas, reduciendo la habilidad de la persona de realizar sus actividades rutinarias. Durante esta fase, también empeoran los trastornos de la memoria y el paciente empieza a dejar de reconocer a sus familiares y seres más cercanos. La memoria a largo plazo, que hasta ese momento permanecía intacta, se deteriora.

En esta etapa los cambios conductuales se vuelven mucho más significativos y recurrentes. Las manifestaciones neuropsiquiátricas más comunes son las distracciones, el desvarío y los episodios de confusión al final del día, así como la irritabilidad y un desorden emocional que incluyen llantos o risas en momentos inadecuados y ataques de agresividad incluso contra las personas habituales en el entorno del enfermo de Alzheimer.

Demencia avanzada

La enfermedad conduce a un deterioro de la masa muscular, dándose una perdida en la movilidad, lo que lleva al enfermo a un estado de encamamiento, la incapacidad de alimentarse a sí mismo, etc. El lenguaje se torna severamente desorganizado hasta el punto de perderse completamente. A pesar de ello, se conserva la capacidad de recibir y enviar señales emocionales. Los pacientes no pueden realizar ni las tareas más sencillas por sí mismos y requieren de una constante supervisión, pasando a ser absolutamente dependientes. Puede aún estar presente cierta agresividad, aunque es más frecuente ver extrema apatía y agotamiento.


ETIOLOGÍA:

Las causas de la enfermedad de Alzheimer no han sido completamente descubiertas. Existen tres hipótesis de peso para explicar el fenómeno: el déficit de la acetilcolina, la acumulación excesiva de amiloide y/o tau y los trastornos metabólicos.

La más antigua de ellas, y en la que se basan la mayoría de los tratamientos actuales, es la hipótesis colinérgica, la cual sugiere que el mal de Alzheimer se debe a una drástica reducción en la síntesis del neurotransmisor acetilcolina. Otra hipótesis se ha relacionado con la acumulación excesiva de proteínas beta-amiloide y tau en el cerebro de los pacientes con Alzheimer. Por último, un número de investigaciones recientes ha relacionado la demencia, incluyendo la enfermedad de Alzheimer, con desórdenes metabólicos, particularmente con la hiperglucemia y la resistencia a la insulina.

DIAGNÓSTICO:

El diagnóstico encuentra sus bases primero en la historia y la observación clínica, tanto con lo aportado por el propio médico como lo que añadan los familiares, basado todo ello en las características neurológicas y psicológicas, así como en la ausencia de condiciones alternativas. Durante una serie de semanas o meses se realizan pruebas de memoria y evaluación intelectual. También se realizan análisis de sangre y escáner para descartar otros posibles diagnósticos que descartaran el Alzheimer. Se ha conseguido aproximar la certeza del diagnóstico a un 85%, pero el definitivo debe hacerse con pruebas histológicas sobre tejido cerebral. Las pruebas de imagen cerebral pueden mostrar diferentes signos de que existe una demencia, pero no especifica de cuál se trata. Por tanto, el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer se basa tanto en la presencia de ciertas características neurológicas y neuropsicológicas, como en la ausencia de un diagnóstico alternativo y se apoya en el escáner cerebral para detectar signos de demencia.


TRATAMIENTO:

En la actualidad no existe cura definitiva para la enfermedad de Alzheimer, pero sí tratamientos de naturaleza paliativa. El principal tratamiento es de carácter farmacológico (Aunque también existe tratamiento psicosocial y cuidados a los enfermos).

Se ha probado la eficacia de fármacos anticolinesterásicos que tienen una acción inhibidora de la colinesterasa, la enzima encargada de descomponer la acetilcolina. Se han incorporado al tratamiento de la enfermedad nuevos fármacos que intervienen en la regulación de la neurotransmisión glutaminérgica. Con todo esto se ha mejorado el comportamiento del enfermo en cuanto a la apatía, la iniciativa y la capacidad funcional y las alucinaciones, mejorando su calidad de vida. Sin embargo, es preciso remarcar que en la actualidad la mejoría obtenida con dichos fármacos es discreta, es decir, no se ha conseguido alterar el curso de la demencia subyacente y los tratamientos farmacológicos se limitan por tanto a un efecto de carácter totalmente paliativo y retardador de la enfermedad.

PREVENCIÓN:

Los estudios sobre las diferentes medidas que se pueden tomar para prevenir o retardar la aparición de la enfermedad de Alzheimer han tenido resultados contradictorios y aún no se ha establecido relación alguna entre los posibles factores de riesgo y la propia enfermedad. De este modo, por el momento no parece haber medidas definitivas para prevenir la aparición del Alzheimer.


EVOLUCIÓN, OBSERVACIONES, CURIOSIDADES:

-¿Sabías que…?


- La enfermedad de Alzheimer termina por resultar mortal debido a las consecuencias de sus efectos secundarios; por ejemplo, debido a la infección producto de una ulcera de decúbito.

- Pasqual Maragall, ex presidente de la Generalitat Catalana, padece de Alzheimer, motivo por el cual dejó la política.


- Adolfo Suarez, primer presidente en democracia de España tras la dictadura Franquista, padece del mal de Alzheimer en sus estadios más graves, hasta el punto de no reconocer a sus allegados ni recordar su etapa como Presidente del Gobierno.

1 comentario:

Elena Aranguren Hernández dijo...

Muy bien Cristian, aunque lo encuentro un poco largo, la parte del tratamiento queda algo confusa. Por ejemplo, ¿qué es la neurotransmisión glutaminérgica?
Creo que podrías haberlo resumido más.